Historia Sombrero Charro

  • *Desde sus raíces hasta nuestros días
  • *El sombrero ancho en las rancherías
  • *El General Zaragoza los vistió de charros

El sombrero charro identifica a México en el mundo y el tema es propicio ahora que estamos por cerrar el 2019, tema que con gusto presentamos en este “Día del Recuerdo”.

El tema del jarano o sombrero es tan apasionante como su mismo nacimiento, que tiene sus raíces en España sobre todo en la época de la colonización.

Se insiste que viene de la vestimenta del jinete de Salamanca, en la comunidad de Castilla y León, aunque otros tienen la sensación de que viene del sombrero de ala y copa plana de rejoneadores, en Andalucía.

Dicen los enterados que en San Luis Potosí fue donde se adaptó esta prenda y que fueron los Chichimecas y los Pames, que elaboraban con fibras de palma trenzadas, de copa alta, puntiaguda y con ala ancha.

LOS HOMBRES DE SOMBRERO ANCHO

Pero, en Zacatecas o Jalisco, es común ver en rancherías o pueblo, a gente con sombrero ancho y que lucen orgullosos. En  su gran mayoría lo portan personas mayores y es bonito ver esa estampa, porque hay que recordar que vestirse de charro es vestirse de México.

GRAN VARIEDAD. Como todo en la vida hay muchos tipos de sombrero, el charro, de palma, San Luis moderado, Pachuca, coculas y hacendados, entre otros.

El que se usa hoy en día por lo regular es de fieltro, paja de trigo o de palma, este último, de esos que antes se fabricaban en algunas cárceles.

En cuanto a su forma, cambia de una región a otra, aunque por lo general es de copa mediana y falda amplia.

Hay un pasaje histórico en el que se afirma que en 1861 el General Ignacio Zaragoza vistió con uniformes charros, trajes en color gris y sombreros, a su ejército de auxiliares.

MUCHAS ANÉCDOTAS MÁS

Historias en torno al jarano hay diversas y en esta ocasión retomamos datos de “El Traje y el Adorno en México”, de José R. Benítez.

En esas andanzas cuenta que Mina y Servando Teresa de Mier, que llegó a Soto La Marina en 1817, venían españoles procedentes de Navarra y Andalucía con el sombreros d sus regiones, prenda característica de los picadores de toros para el siglo XVIII.

Esos sombreros evolucionaron a mediados del Siglo XIX, para originar el verdadero y típico de nuestros hacendados que con galón o adornos, copa lisa o con “pedradas”, ala remangada o solamente gacha, es hoy en nuestros días el sombrero charro.

En la misma obra se cita que el jarano se comenzó a fabricar en la Mesa Central, unos sombreros de charro, con unas varas (jaras) muy finas, de donde precisamente se deriva el nombre pero mal usado, ya que se generaliza también a los charros.

MUCHO MAS. Pero eso no es todo, como decía el “Güerito” de la televisión, “Aún hay más”. Se dice que el diámetro de los sombreros es de 45 centímetros, aunque los conocedores insiste que el tamaño depende de la estatura y el ancho de la espalda de quien lo porta.

Con el paso de los años, se agregaron más cosas al sombrero charro, como fieltro, pelo de conejo, seda o lana, por mencionar solo algunas, así como oro y plata para otros adornos, aparte del barbiquejo de gamuza. La toquilla o ribetes, también van al gusto de quien lo porta.

Mariachis y algunos cantantes usan el sombrero con varias pedradas. En el cine mexicano hemos visto cantidad de sombreros  muchas películas, donde lo portan con orgullo: Pedro Armendáriz, Jorge Negrete, Luis Aguilar, Tito Guizar y Antonio Aguilar, lo mismo que don “Chente” Fernández, aunque hace años lo denigraron en “Fuego en la Sangre” con unos sombreros que parecían de panadero, por aquello de lo polveados que andaban.

Y como siempre termino a mi manera, recordando que “Vale más vivir de alas, que morir de un pechugazo”.

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