El Cine Distorsionó Imagen Charra

*Pendenciero, mujeriego y hasta bravucón
*El Caballo Olímpico de Humberto Mariles
*Libros, Revistas y algo más de la cultura
Cada año abre la caja de sorpresas y si el año anterior dábamos cuenta del Cortometraje CHARROS de Jorge Rigen, justo es echarle una hojeada a las páginas del cine nacional y que han abierto enormidades las puertas al Más Mexicano de los Deportes.
“Allá en el Rancho Grande”, que filmó Fernando de Fuentes por 1936 abrió camino a la industria cinematográfica nacional y de paso, terminó por presentar la imagen de nuestro país, con charros cantores, dicharacheros y mujeriegos. El argumento es una historia de amor, entre un trabajador de una hacienda y una joven humilde, pero que se complica chismes ó malentendidos.
Esta entrega charra la hizo el Periódico OCHO COLUMNAS, el 12 de enero del lejano 2006.
Hoy en día tiene identidad la charrería nacional, esa que se perdió desde los 30´s cuando aparecieron a fines de esa década las primeras películas mexicanas.
Las películas ayudaron, pero también dejaron un mal estereotipo, al creer que todos los charros eran mujeriegos, borrachos, pendencieros o hasta bravucones, imagen muy diferente a lo que se vivió conforme pasaron las décadas desde los 30´s.
Otras películas que marcaron la historia charra, son: “Ora Ponciano”, “Ay Jalisco, no te rajes”, “Adiós Nicanor”, “Las Cuatro Milpas”, “Así es mi Tierra”, “Bajo el Cielo”, “Del Rancho a la Capital” y muchas más.
Mitos y realidades en la charrería, pero lo cierto es que las cosas son como deben ser y es que conforme pasa el tiempo se van distorsionando, dos casos en especial: El 7 Leguas y Kamcia, COMO LO PUBLICAMOS hace menos de dos meses aquí en: www.expresocharro.com
Cuenta la historia que El 7 Leguas era el caballo que “Pancho” Villa más estimaba, pero en verdad era yegua y la llamaban “Muñeca”, eso porque varios locutores de la charrería dicen lo que algún día leyeron, pero jamás se han atrevido a investigar a fondo.
En la película “La Oveja Negra” que data de 1949, apareció Kamcia un CABALLO propiedad del General Manuel Ávila Camacho y que entrenaba el Mayor Gabriel Gracida.
Era caballo y no yegua, como lo hacen saber hoy en día en el “cacarizo”, donde además el caballo hacía muchas gracias como seguir al amo sin que este agarrara la rienda, hiciera otras deferencias y algo más.
De las leyendas de los caballos afamados en el mundo está el de Troya que cuenta la leyenda era de madera, pero al que se le veneraba y más cuando la guerra estaba en pleno apogeo, aparte de que los troyanos festejaron su triunfo sobre los aqueos griegos.
Rocinante es otro que gracias a don Miguel Cervantes de Saavedra y sobre todo a su ingenio, tuvo vida en su obra literaria, pero a decir verdad, el caballo jamás existió y de esa historia han pasado cuatro siglos y 15 años, porque apenas en 2005 se cumplieron los primeros 400 años de haberse escrito El Quijote de la Mancha.
En la Biblia también aparecen los “Caballos del Apocalipsis” y es San Juan quien escribió el libro, quien vio siete caballos, que rondaban junto a los misterios de la justicia divina. Irónicamente los caballos eran: blanco, bermejo, negro y bayo, si, sólo cuatro de los siete históricos.
ARETE Y MARILES GANAN MEDALLAS OLÍMPICAS
El caballo Arete nació en los pastizales de San Miguel El Alto, Jalisco y trascendió a la fama, además de ser ojituerto, porque Humberto Mariles Cortés ganó preseas olímpicas para México montando a esa cabalgadura.
Mariles era Teniente Coronel del Ejército Mexicano y ganó 2 medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, montando precisamente a Arete en la prueba de salto individual y en la prueba de salto por equipos. También llegó una de bronce en la prueba de tres días por equipos. Nació el 13 de junio de 1913, en Hidalgo del Parral, Chihuahua y murió el 7 de diciembre de 1972, en París, Francia.
Copenhagen en el que cabalgó el Duque de Wellington a su batalla victoriosa de Waterloo, Flicka el personaje principal de la novela que escribió Mary O´Hara, Genitor el penco de Julio César, Grano de Oro otro de Pancho Villa o el mismo Incitatus que montaba Calígula.
En cambio, Iroquois fue el primer caballo de cría americana en ganar el Derby Inglés, Jolly Jumper el más listo del mundo, Lazloz en el que Mahoma cabalgó a La Meca, Marengo un tordillo de raza árabe favorito de Napoleón, Morcillo de Hernán Cortés, Nelson de George Washington, Oripelo del emperador Maximiliano, Palomo de Simón Bolívar, Pegaso el alado de Zeus, Plata del legendario Solitario y Pinto era de su pareja Toro.
Sleipnir o Sleipner de la mitología escandinava, Sombra Gris fiel caballo de Gandalf en El Señor de los Anillos, Strategos era un negro azabache con el que Aníbal atravesó Los Alpes y Sultán era el favorito de Búfalo Bill. La lista no tiene fin y lo mejor que el caballo sigue haciendo historia, esa que escriben los grandes.
CULTURA CHARRA. Llamada telefónica de don Mercedes Valle del meritito Atotonilco para solicitar informes de literatura sobre caballos charros y también sobre libros del Más Mexicano de los Deportes. Este recuento se hizo hace 14 años.
“Me interesa sobre todo la genética de los caballos”, destacó en su llamada y de inmediato sin chistar le recomendamos tres revistas: A Caballo, Mundo Equino y Caballos y Agave, donde escriben verdaderos especialistas.
Referente a libros sobre charrería, hay bastantes y entre mi colección, tengo El Refranero Popular Mexicano de Miguel Velasco Valdez de Costa Amic Editores, Nuevo Diccionario de la Charrería de Miguel Ángel Argüelles Mier de Popocatépetl Editores, La Charrería en Verso y Prosa de del Ingeniero Becerril López Diego Onésimo, El Libro del Charro Mexicano de Don Carlos Rincón Gallardo que editó Porrúa.
Aún hay más y entre otros, destaca: México, Fiesta y Tradición que armó Enrique Cárdenas de León editado por el Gobierno de Jalisco, Mi Paso por la Charrería en la visión de Juan J. Biagi Filizola de los Charros de La Herradura de Tampico. En Cada Charro un Hermano de Cristina Palomera Verea de Culturas Populares de Jalisco, Evolución de la Charrería en Puebla y La Construcción de un Estereotipo Nacional de Tania Carreño King.
Y como siempre termino a mi manera, recordando que “Si tu cuaco te respinga, ya tienes buena jeringa”.
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