Prioridad es la Cultura Charra

*El Ex Convento data desde 1614

*Llega a la Federación en 1973 

*Se exhiben monturas e indumentarias de gran valor

Hace años se puso en marcha en un Salón de la Federación la Exposición de Monturas y Pinturas del Instituto Cultural Pedro Domecq, donde la guía fue la señora Minerva Stackpole de Coutiño y don Arturo Jiménez Mangas, ella es directora del Museo Charro y él Secretario de Cultura de la misma Federación.

Hoy en el Día del Recuerdo, nos meteremos en la intimidad cultural del Deporte Mexicano por Excelencia, su museo y su sede, el ex convento de Monserrat, que se localiza en Isabel La Católica y José María Izazaga en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

El museo nació a mitad de los 30´s por iniciativa de la Federación Nacional de Charros, A. C., en la llamada «Casa Chata», Delegación de Tlalpan, donde inauguró su primera sede el 16 de diciembre de 1933. 

En el museo se exhiben muestras de la indumentaria, accesorios y objetos correspondientes a la actividad y del Más Mexicano de los Deportes. La mayoría son donaciones de charros del país, así como una colección de diversos tipos de sillas de montar, anqueras, fustes, frenos y algunos accesorios que pertenecieron a grandes charrazos, adquiridos por el Instituto Nacional de Bellas Artes.

También se aprecian donaciones procedentes de Argentina, Venezuela y España, además de Costa Rica y Chile, por mencionar solo algunas naciones.

MONTURAS Y MUCHO, MUCHO MÁS

Hay gran variedad de monturas que se exhiben y entre las que destacan la del General Francisco Villa, con guarniciones o anqueras y sudaderas piteadas, cabeza y teja de plata con el escudo nacional y las iniciales del propietario; igualmente, otra que es antecedente de la silla texana, con peto de piel cincelada a fines del siglo XVI, una más bordada en pita con decoración de rosas cinceladas en cuero. 

Entre la indumentaria que se exhibe, destaca una cuera realizada en piel de venado, un sombrero del siglo XVIII procedente del norte del país, un traje de gala bordado con hilos de plata que perteneció al General Gonzalo N. Santos y otro también de gala hecho expresamente para el emperador Maximiliano de Habsburgo, gran admirador de esta forma de vestir y un sombrero zapatista auténtico, galonado en oro. 

Hay también diversos accesorios, como espuelas, fustes, machetes de puño, pistolas con cachas niqueladas y sombreros galoneados. 

La exhibición se completa con litografías y acuarelas referentes al tema además una pequeña muestra de muebles y ornamentos domésticos del siglo XVIII.

SIGNIFICADO DEL RECINTO CULTURAL

El recinto, el ex convento de Monserrat, es el culto a la Virgen que se venera en Monteserrato, España, fue introducido en Nueva España por los conquistadores aragoneses Diego Jiménez y Fernando Moreno, hombres de Hernán Cortés, quienes ya ancianos y ricos fundaron la Cofradía de Monserrat, autorizada debidamente por el entonces Papa Gregorio III en 1548. 

En un principio se intentó edificar en las Lomas de Tacubaya un hospital, un templo y un convento dedicado a la santa patrona de la cofradía, optándose finalmente por hacerlo en la calle Verde (hoy Isabel la Católica), en terrenos que se adquirieron a los religiosos agustinos.

El templo se edificó en 1590 y ahí se llevó una réplica de la imagen que se venera en España. 

El culto se desarrolló cuando en 1614 se dio posesión del templo y del convento a los Padres Benedictinos.

El convento fue clausurado por decreto del 20 de enero de 1821, por el cual las Cortes españolas suprimieron las comunidades religiosas. El templo sobrevivió veinte años, posteriormente fue saqueado y abandonado. 

MUTILACIÓN DE SUS INSTALACIONES

En la década de los años cincuenta del siglo pasado, al ampliarse las calles de José María Izazaga, el claustro y el cuerpo del templo sufrieron la mutilación de su porción norte.

Pero en 1970, dentro del programa de rehabilitación del área del Centro Histórico de la ciudad de México, se atendió la restauración del templo y del convento, reconstruyéndose la fachada del primero, dejándose un «claustro abierto» hacia la calle amplia. 

Ahí se instaló en 1973 la nueva sede del Museo de la Charrería y las oficinas de la Federación Nacional de Charros, A.C. En 1979, al renovarse las instalaciones museográficas, se retiró el retablo mayor y se le trasladó a la capilla de San José, en la Catedral Metropolitana.

La muestra Domecq fue itinerante y estuvo cuatro semanas en las instalaciones de la Federación Mexicana, en la capital del país.

Por cierto, habría que hacer un minucioso y detallado inventario en el Museo de la Charrería en la Federación Mexicana, para saber con  lo que se cuenta y se deja cada cuatro años de un Consejo Nacional.

Y como siempre termino a mi manera, recordando que “Un pueblo sin cultura, es un pueblo sin historia”.

Comentarios al Columnista: charrocasama@gmail.com

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