Recordando a Don Lupe Ríos

*A sus 71 años lo ganó todo

*Las Satisfacciones de sus hijos

*Vida nada te debo…

*Insiste en el caballo completo

*El y la charrería están a mano

*Lo mejor, la amistad y trofeos

          Siempre que hay caladeros, siempre está don “Lupe” Ríos entre los favoritos para ganar cuanta competencia tiene enfrente, motivo por hoy lo tenemos en el “Día del Recuerdo”, en el par de entregas que hicimos a mediados de diciembre del 2006 en el Periódico OCHO COLUMNAS.

Este domingo 27 de diciembre cumplió siete años que se adelantó en el camino.

Va pues este merecido homenaje en dos entregas periodísticas salpicadas de nostalgia, de triunfos, de alegrías, pero también de tristezas y es que su retiro será antes de lo previsto.

“Aquí se ocupa saber y suerte”, dice el personaje de 71 años de edad y desde hace casi cinco décadas calando caballos. Con un maravilloso, don “Lupe” ya prepara sus maletas y es que su retiro está prácticamente a tiro de piedra.

-¿Cuántas veces ha sido campeón nacional de cala de caballo?

Antes de contestar ríe y sin pensarlo dos veces, advierte que “Ya hasta perdí la cuenta de cuántos títulos he ganado, aunque deben ser de siete a unas 10 coronas”.

LA HERENCIA FAMILIAR

Ahora su hijo Lorenzo Ríos el gran “Lencho” que está con los Charros de Cuauhtémoc es quien sigue la tradición y quien ya empieza a acumular cetros nacionales en sus alforjas, siguiendo la tradición de su padre “Lupe” y de su abuelo Lorenzo.

“Mi hijo está dando la batalla, poniendo mucho empeño en afinarse y dando detalles a lo que se pueda seguir mejorando. Aun así, de aquí en adelante debe subir más su nivel deportivo y él sigue aprendiendo bastante”.

En enero del 2006, en el Torneo de los Tres Toños en Tepic, en el Gran Caladero de Oro empataron en el primer lugar don “Lupe” y su hijo “Lencho”, este último no lo pensó dos veces y cedió el sitio de honor a su padre, detallazo que fue enormemente aplaudido por el público que abarrotó el lienzo nayarita y donde OCHO COLUMNAS tuvo la cobertura de primera mano.

“Los hijos son muy buenos, muy lindos y estoy muy agradecido con Diosito santo que me dio buenos hijos”, dice, mientras su mirada la pone en el infinito.

DARDO CON AROMA DE VERDAD GRANDE

La que duele. Luego nuestro personaje suelta algunos dardos con aroma de verdad grande.

-¿Qué tantos secretos hay de un gran calador como Usted?

“No tengo empacho en enseñarle al que tenga ganas y sobre todo facultades. Nosotros abrimos las puertas, damos orientación, respondemos preguntas y parece que mi hijo Lorenzo sacó a su padre”.

-¿Hay celos en esto?

“Mi padre que era una persona de a caballo, me platicaba que antes los arrendadores eran muy egoístas, que no enseñaban nada. Nosotros somos muy diferentes, los montamos, le enseñamos los secretos y hay muchos testigos que pueden corroborar lo que digo”.

Gran decidor de consejos. Advierte que siempre les pregunta si le admiten ofrecerles consejos.

“Creo que por eso siempre me tratan bien, no tengo con que pagarles esas atenciones que me tienen todos los charros. El que no me quiera, ni se echa de ver, porque todo mundo me estima y no tengo con que pagarles esa estima y voluntad que me tienen”.

GRACIAS Y EL CABALLO COMPLETO

Se le comenta que si es algo así como la última canción de José Alfredo Jiménez, “Gracias” en la que dice que ha ganado más aplausos que dinero, a lo que don “Lupe” Ríos, añadió que “Ese hombre tenía mucha razón en sus palabras y en sus canciones”, declara, al tiempo que suelta una leve sonrisa y que le dibuja su cara un poco dorada por el sol.

Caballo completo. Se le ilumina la cara a nuestro entrevistado cuando tocamos el tema del caballo completo, idea que nació hace tres años del colega y mejor amigo Ing.- Ramiro Becerra.

.¿Qué tan factible es la idea de hacer un Campeonato del Caballo Completo en la charrería?

“Si se puede, como no, nomás que requiere más tiempo de escuela y que el caballo tenga facultades para todo, que tenga buen carácter sobre todo”.

-¿Cuánto tiempo llevaría ese proceso?

“Como dos años y si se puede, porque son los caballos que más duran calando y los que más duran haciendo bien las cosas en un ruedo, porque entran relajados, no saben lo que el charro le va a pedir y si es en pura cala, el caballo entra a un lienzo ya tenso, con nervios, porque ya sabe en que lo van a poner. El nervio traiciona al caballo y claro que también a uno”, dijo en el colofón de primera entrega en diciembre del 2006.

EL RETIRO A LA VUELTA DE LA ESQUINA

Ya lo decíamos, en la primera entrega hablamos de nostalgia y logros de “El Señor de los Caballos”, don “Lupe” Ríos oriundo de Guanajuato y quien ahora tiene a la vuelta de la esquina algo que no quería, a pesar de sus 71 años: el retiro del deporte de sus amores.

“El final se acerca ya…” decía el canadiense Paul Anka en la canción: A Mi Manera que inmortalizó Frank Sinatra y es lo que vive don “Lupe” Ríos, multicampeón nacional de calas y uno de los tres mejores arrendadores del país, sino es que el mejor.

En esta segunda entrega, abrimos con un juego de palabras, de que si don “Lupe” Ríos y la charrería ó que si la charrería y don “Lupe” Ríos, están a mano o como dijera el vate nayarita Amado Nervo: “… vida, nada te debo. Vida, estamos en paz”, a lo que nuestro personaje comentó que “Si, porque la charrería me ha dado muchas satisfacciones, al igual que mis hijos, por eso qué más le pedimos a la vida. Que Dios nos dé licencia de vivir, que nos preste más vida y estamos tranquilos”.

Lo inevitable. Con una voz pausada, viene el momento triste, un pasaje que nuestro multicampeón nacional de cala no quisiera que llegara, pero que por azahares del destino pronto tiene que llegar, incluso más pronto de lo que él pensaba o creía.

“Ando un poco mal de las articulaciones, ya para subirme a un caballo alto, le sufro. Pero mis caballos están educados y hasta les digo de broma, oye no la amueles, ya no me puedo subir y échame un pasito”.

Diariamente trabaja a la rienda a alrededor de 17 caballos, lo que se ha traducido en cansancio en sus piernas, sobre todo en la derecha donde las articulaciones ya empiezan a hacer de las suyas.

“Traigo a mi gente, pero yo estoy al pendiente, ya sea limpiando a los de rienda, donde quedan bien o quedan mal, aunque es mi mayor preocupación el trabajar a los caballos. Salen seis o sietes caballos y ya tengo muchos más para trabajar”.

ENTRE SUSPIROS Y LA NOSTALGIA

                La nostalgia. Su amena charla no tiene fin u añadió que “Le dije a dos o tres amigos que ya me siento un poco mal a veces y por eso les pido que se alleguen tantito, porque yo a la mejor ya me retiro de las calas. Lorenzo mi hijo me dice, Papá qué diera por vivir lo que tú  has vivido, a lo que sentí muy bonito y aquí estamos en la lucha”, dice con melancolía.

Otro tesoro que encontró en el Deporte Nacional, al margen de trofeos, reconocimientos y premios, son sin duda tanta amistad.

“Ese es el mejor premio, la amistad de la gente. Cuando ganó, me celebran bastante, otros hasta se paran y por eso siento que me dan fuerza con tanto alboroto y hasta me hacen sentir mal de tanta caravana que me hacen”, señaló sonriente.

Están a mano. Un día de trabajo para nuestro entrevistado es que sus caballos le trabajen bonito y así se va contento a casa. Extraña a los caballos cuando no está  con ellos, por eso ya piensa en el retiro, porque a veces le da tantita pena que ya le echa brinquitos al estribo a ver si lo engancha, porque ya no tiene  mucha flexión en las piernas.

-¿Qué le falta por ganar en la charrería?

“Tengo ya todo, bendito sea Dios. Si vas a mi casita humilde que tengo, está llena de premios, trofeos, reconocimientos, está todo tapizado y ahora me falta espacio”.

Don “Lupe” Ríos es reconocido a nivel nacional e internacional como arrendador o amansador de caballos, destacándose principalmente en la primera suerte de la charrería, que es la cala de caballos o suerte del silencio.

Tuvimos la oportunidad de charlar con este insigne personaje en la inauguración de la Arena del Rancho San Bartolo, misma que está enclavada en la ex Hacienda del Castillo ahí por el kilómetro 7.5 del Corredor Industrial de El Salto, Jalisco.

Tanto Don Lupe como los charros que montan caballos arrendados por él, han ganado premios en varios campeonatos a nivel nacional.

A sus 71 años de edad se ve arrechito, pero con la idea firme de en pocos meses decir adiós al deporte de sus amores, ese que heredó de su padre don Lorenzo.

Con una sonrisa amable comentó que, antiguamente se amansaba o preparaba un caballo con la finalidad de usarlo para todas las actividades campiranas tales como arrear ganado de todo tipo, lazarlos, tumbarlos, curarlos, herrarlos o marcarlos y jinetearlos por mera diversión.

Pero, además de  transportar costales de pastura o de abono, “llevar la leche” en las típicas cantaras colgadas ya sea de la cabeza de la silla o con una cabrilla y por supuesto ir a dar la vuelta a otras rancherías para ver y pasear a las muchachas.

Los mejores deseos. Finalmente, aprovechó para mandar un mensaje a las nuevas generaciones charras de México y Allende las Fronteras.

“Les recomiendo que le echen ganas y que no es fácil ser charro, porque se necesitan gusto y sobre todo pasión, además de conocimiento de lo que se hace. Estoy muy agradecido con Dios por tantas satisfacciones tan grandes y hasta se pasan en tratarme bien. Aprovecho para enviar un afectuoso saludo navideño a toda la familia charra y desearles que el 2007 sea mucho mejor en todos los órdenes”. Don “Lupe” Ríos Estrada murió el 27 de diciembre del 2013.

Poco antes de cumplir siete años que se adelantó en el camino don “Lupe”, recién siguieron su camino su hijo Lorenzo y su nieto el “Pollo” Ríos.

Y como siempre termino a mi manera, recordando que “Quitarán los caminos, pero la querencia cuando”.

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