Don “Lupe” Ríos, ¡Vive!

*En 78 años de edad lo ganó todo

*Las Satisfacciones en la Charrería

*Lo Mejor: La Amistad y Trofeos

         Don José Guadalupe “Lupe” Ríos Estrada, ¡Vive! en el Salón de la Fama de la Federación Mexicana de Charrería, fue el undécimo en el Recinto de los Inmortales, desde el 31 de agosto del 2011.

Nació el 5 de agosto de 1935, en San Miguel de Allende, Guanajuato y murió el 27 de diciembre del 2013, a los 78 años de edad.

Esta semana es el Torneo “Don Lupe”, ¡Vive! en suelo guanajuatense y hoy recordamos a este gran calador y excepcional ser humano.

A los cuatro años comenzó sus andanzas de montar caballos y a los 13 decidió que esto sería su pasión, habiendo arrendado por primera vez una cabalgadura, con los sabios consejos de su padre don Lorenzo Ríos Ríos.

Ideó poner taloneras para mejorar el desempeño de las cabalgaduras a la hora de realizar la cala de caballo.

Militó en Asociaciones como Ignacio León Órnelas, Charros de Salamanca, Casas Blancas y Valle de Santiago.

Uno de sus caballos que arrendó era “El Chiquilín” y que les dio muchas satisfacciones, su hijo “Lencho” lo caló a temprana edad y don “Lupe” Ríos también tuvo triunfos resonantes.

EN EL RECINTO DE LOS INMORTALES

El 31 de agosto del 2011 fue entronizado al Salón de la Fama, ese día le acompañaron su esposa Doña María Guadalupe López Gutiérrez –se casaron en 1955- y tuvieron 10 hijos.

El día que entró al Salón de la Fama, atestiguaron sus hijos: Lorenzo, Salvador, Juan Carlos, Ana María y Alicia, además de sus nietos Lorenzo y Martha Elba Ríos Esquivias e Israel Vázquez, así como su bisnieto Adrián Vizcaíno y su nuera Martha Elba Esquivas y su yerno Efraín Vázquez.

En cinco décadas de arrendar caballos, 30 de sus ejemplares fueron campeones nacionales de 1960 a 2010.

En ese 1960 logró su primero de siete coronas nacionales en la suerte del silencio y la séptima llegó a los 73 de edad, en el Campeonato Nacional Morelia 2007 y todavía se veía arrechito.

En enero del 2006, en el Torneo de los Tres Toño´s en Tepic, en el Gran Caladero de Oro, empataron en el primer lugar don “Lupe” y su hijo “Lencho”, este último no lo pensó dos veces y cedió el sitio de honor a su padre, detallazo que fue enormemente aplaudido por el público que abarrotó el lienzo nayarita.

Otro tesoro que encontró en el Deporte Nacional, al margen de trofeos, reconocimientos y premios, son sin duda tanta amistad.

Apoyó a la charrería de San Miguel de Allende, Salamanca, estuvo con la Asociación Ignacio León Ornelas, Casas Blancas con ellos se unió en 1973 y terminó con Valle de Santiago.

Pasando la mayor parte del tiempo de chamaco en el Rancho La Estancia en San Miguel de Allende y luego en “La Lejona”, donde su papá era el administrador.

A los cuatro años ya montaba y a los 16 se dedicó de lleno a los caballos; su primer campeonato nacional lo ganó en Salamanca con el caballo “Ojo de Vidrio”, propiedad de don José Arredondo y charreando para San Miguel de Allende.

Luego vinieron más títulos, pero como arrendador, por ejemplo en 1974, montando su hijo Lorenzo Ríos López, ganó el caballo “Chiquilín”, propiedad de Florencio Orozco.

Sus últimos años fueron haciendo lo que más le gustaba realizar: arrendar caballos, en su Rancho de Valle de Santiago, Guanajuato.

Su pasión y su legado, quedan para la posteridad.

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