Vida y Obra de Don Miguel Lara

*Un Gran Personaje que Vivió 105 años

*Asesor en la época del Cine Mexicano

*Se Adelantó en el Camino Hace 4 Años

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Don Miguel Lara Guerrero nació, en Tepetitlán, Hidalgo, en el lejano año de 1914 y murió el 14 de diciembre del 2019.

Hijo del matrimonio de don Emiliano Lara y Remedios Guerrero, gusto que heredó de su padre por el Más Mexicano de los Deportes.

Desde chamaco le gustaba el campo y le apasionaba el manejo de ganado, especialmente jinetear, lo que lo llevó a compartir cartel con los mejores exponentes de su época.

Y no solo eso, sino que por sus conocimientos –que no guardaba bajo llave-, fue asesor de grandes actores de la época de Oro del Cine Mexicano, como Pedro Infante por mencionar solo uno.

De sus reconocimientos, destacan dos: la Espuela de Oro que le otorgó Federación Mexicana de Charrería y está en el Salón de la Fama en el Museo “El Rehilete” de Pachuca, Hidalgo.

Hoy en el cuarto aniversario del fallecimiento de don Miguel Lara Guerrero, aquí lo recordamos. (Datos Tomados de los Personajes de la Peña Charra Juan Alférez).

MIGUEL LARA GUERRERO (TOMADO DE REDES SOCIALES).

Don Miguel fue doble de Pedro Infante en escenas de charrería, como las que aparecen en películas como «Los Tres García» y «Dicen que soy mujeriego» e hizo papeles pequeños en otras cintas como «Tizoc». Fue maestro de otros artistas como Miguel Aceves Mejía.

Autor de varios libros como «Antes de que se me olvide» en el que narraba sus memorias o «Mi amigo Pedro Infante», era quizás su último amigo vivo hasta el 14 de diciembre de 2019 en que muere a la edad de 105 años.

Hasta unos meses antes de morir, Don Miguel Lara aún montaba a caballo. Radicaba en San Juan del Río.

EL GUSTO POR LA CHARRERÍA LO HEREDA DE SU PADRE. DESDE NIÑO LE GUSTABA

Octubre 19 del 2015

Honor a quien honor merece y la FMCh rindió tributo a un gran charro, Don Miguel Lara Guerrero, quien trasciende como ejemplo para esta familia y con sus 101 años de vida, ha trazado una huella indeleble y maravillosa, así se expresó el Dr. Miguel Ángel Pascual Islas, quien dijo: “Hay que aplaudirle a este hombre de pie, porque es un gran hombre de a caballo” y el estruendo del lleno que motivó el público, se volcó para reconocer al caballero estirpe de estos lares.

Que emoción, al recibir a este señorón, hizo vibrar al respetable y él con sus vástagos, feliz de ser protagonista de este orgullo, quien contrajo matrimonio con Doña María del Pilar Romero, procrearon hijos que son ejemplo también, ellos, Miguel, María del Pilar, José Antonio y Roberto Lara Romero, los que perseveran en esta noble disciplina de a caballo.

Lo grandioso, que Don Miguel se plantó montado al centro del ruedo y escoltado por dos de sus hijos, recibió el testimonio que le otorgó la FMCh -el Consejo Directivo en pleno- y la Reina Nacional -Melissa Alejandra I-, la trayectoria, ni qué cuestionar, pues el hombre fue por mucho tiempo el “doble” de Pedro infante, así que como artista y charro se enfundó en el traje, le dio brillo y honor allende de nuestras fronteras, por eso y más, el homenaje, justo y en vida, 101 años es para reflexionar su valía como ser humano, ¡honor a quien honor merece!

Con el tiempo, se hizo amigo “de guasas” y maestro charro de Pedro Infante; lo vio crecer durante su carrera en la destreza con el caballo, la actuación, la cantada y en popularidad. Pero quien hiciera famoso a Pepe “El Toro” jamás despegó los pies del suelo. “Pedro fue el mismo siempre con esa sencillez y esa forma de ser tan amable con todo mundo”, enfatizó don Miguel Lara.

En el aniversario luctuoso del cantante y actor que siempre será recordado tras su muerte en Mérida, Yucatán, el 15 de abril de 1957.

ENTREVISTA ZÒCALO DE SALTILLO

En exclusiva, Zócalo Saltillo charló con don Miguel sobre la incursión del intérprete de “Amorcito corazón” al cine nacional y la comedia charra.

De un lado, una fila de monturas se exhibe en el pasillo hacia el interior del hogar; más arriba adornan la pared placas de reconocimiento para él y sus hijos, todos hombres de a caballo; del otro, sombreros charros galoneados con hilos de oro y plata cuelgan de los percheros. En medio de ellos, está la Virgen de Guadalupe, madre de todos los mexicanos y patrona de cada charro.

Es un hogar tradicional de jinetes nacionales, propiedad de una familia de abolengo en la equitación mexicana. Todo pertenece al patriarca de 96 años de edad, don Miguel Lara, siempre y cuando no esté la señora de la casa, según confesó él medio en broma, medio en serio.

Le encanta gastar “guasas”, dijo, como cuando vivía de travesuras a caballo junto a su amigo, Pedro Infante, a quien enseñó todo lo que sabe del deporte nacional por excelencia. Por su autoridad en el tema, fue referente en el documental de History Channel realizado con motivo del Día del Charro (14 de septiembre), en el marco de las fiestas patrias del año pasado.

El actor y cantante más grande del país encontró un mentor que le dio legitimidad a su imagen de charro en la pantalla grande y cuya figura popularizó al centauro mexicano en el mundo.

Hace varios días volví a saludar a don Miguel en la Misión de San Gil. Meses atrás lo conocí. “Es un charro completo hasta la pestaña”, corrían los rumores; se quedaron cortos.

Lara Guerrero montó a caballo desde su infancia en los herraderos. Vio el progreso de la charrería: su evolución como faena de trabajo a deporte federado; de su práctica exclusiva en las haciendas a la diversidad de asociaciones y de su apogeo al declive actual en faenas “de circo”.

Llegó al cine con su negocio de renta y arrendamiento de caballos. Después dobló a estrellas como Pedro o Jorge Negrete, y hasta se vistió de mujer para montar a caballo en las películas.

NACE LA AMISTAD

De buena salud, con saludo y sonrisa francos, el hombre de a caballo nos recibió en su sala, con la cortesía campirana de antaño. En una mesita pequeña, con fotos de Pedro Infante y Jorge Negrete a un lado, las botellas de tequila al otro y artículos charros por todos lados, volvimos el tiempo a la Época de Oro del cine nacional.

—Esa amistad de usted con Pedro Infante, ¿cuándo empezó?

“Desde que se inició Pedro en el cine lo ayudé al principio en la película ‘Feria de las Flores’. Las estrellas eran Antonio Badú, María Elisa Sea y Fernando Fernández… Y a Pedro le dieron una oportunidad. Pedro no era nadie en ese tiempo”.

—¿Qué debía hacer él en esa escena?

“Era una parte muy pequeña, era un bit de acción, así se llama en cine. Tenía que ir cantando con Fernando y Badú; van en un camino los tres con sus guitarras y a caballo. Pedro no era de a caballo. Allá en Sinaloa realmente no hay charros. Entonces llegó conmigo porque le dijeron que yo llevaba los caballos para la película.

“Me dijo, pero así espontáneamente y con su forma de ser: ‘Oye, mano, ayúdame porque me dieron esta partecita, tengo que ir con estos señores y te juro que nunca me he montado en un caballo. Necesito que me des chance siquiera para sentir cómo voy a manejarlo’”.

—¿Por qué le ayudó así tan rápido?

“Me cayó muy bien el tipo porque además tenía una simpatía innata en él. Le dije: ‘No sólo te voy a dar una oportunidad, sino que te voy a dar clases. Mientras vengas a la locación, todos los días antes de entrar a cámara vienes conmigo y montamos a caballo’. Tenía mucha voluntad. Y cuando lo cortaron me fue a decir: ‘Oye, mano, como creo que voy a seguir en esto, quiero que me sigas enseñando’”.

“Sí cómo no, a eso me dedico, yo tengo una escuela para eso y estoy en tal parte…”, aceptó. “Nada más que como yo no soy parrandero ni me desvelo, me levanto muy temprano”, le advirtió Pedro. A las siete de la mañana del otro día Pedro ya recibía su primera clase.

‘PEDRO SE DIO A QUERER’

—¿Qué es lo que más recuerda de Pedro Infante?

“Su sencillez, su amabilidad y los detalles que tuvo conmigo mucho muy significativos. Iba mucho a comer a mi casa, le gustaba mucho la comida del campo. Y él era muy tragón, mucho, mucho. Yo me quedaba asombrado de verlo comer.

“Andaba toda la vida jugando, haciendo guasas, siempre de buen carácter. Con todo mundo se metía en buen plan, sin ofender a nadie. Se hacía muy agradable. Los del staff lo adoraban. Pedro se dio a querer, Jorge no. Jorge era áspero igual que María (Félix) y Dolores (del Río). Su trato era muy seco; en cambio Pedro convivía con todos.

“Había veces que comíamos en su casa también. Ahí conocí el famoso chilorio, un platillo de Sinaloa. Es un producto que no se echa a perder. Sacan un cucharón al sartén y se lo comen en tacos. Mi mujer lo hace porque le platicaba que comía mucho chilorio en casa de Pedro”.

—¿Hay un momento en especial que usted recuerde junto a Pedro?

“Recuerdo muchísimos… Andábamos a caballo por Coyoacán, ahí tenía mis cuacos en ese tiempo. Eran las 12 del día, cuando comenzaban a comer las “fabriqueritas”, algunas guapetoncitas; al fin y al cabo trabajan en una fábrica, pero había muchachas bonitas.

“Venían dos o tres en grupito y Pedro, para echarles las flores, casi se caía del caballo y nos tiraron a Lucas. Andábamos vestidos de charro, sencillos y a caballo. Nos seguimos de frente.

“Había un puestecito donde tomamos refresco, no encontramos la dirección y nos regresamos. (Ellas) voltearon por curiosidad y que lo conocen. “Ay, es Pedro Infante”, se desmayaban y Pedro se sigue de frente como si no se diera cuenta. Le digo que no lo entiendo y me dice: ‘Pues ya no soy yo, es el artista lo que les llamó la atención’”.

—¿Y qué cosas dijo a las muchachas?

“¡Qué no les decía! Era muy bueno. Tenía un don para las mujeres, que lo querían mucho”.

—¿Alguna cosa lo sorprendió más de Pedro?

“Se sentaba en la banqueta a comer raspados, que eran su delirio. Les ponía jarabito. Se aventaba seis u ocho de esos, pero en un ratito, sentado con sus espuelas y toda su vestimenta de charro. Pasaba la gente sorprendida: ‘Mira, es Pedro’”.

—¿Y usted nunca le dijo que cómo un charro iba a hacer eso?

“No, al contrario, le dábamos cuerda. Me caía muy en gracia que fuera así de sencillo. Le decía: ‘¿por qué eres así con la gente? Porque son mis amigos, son mis hermanos’, me decía”.

—¿Alguna vez le dijo por qué no le gustaba beber alcohol?

“A mí me platicaba que fue mozito de la estación, fue peluquero, fue carpintero. Tuvo muchos oficios para comer. Su papá era músico y tenía una orquestita, que se llamaba ‘La Rabia’. Él fue a cierta edad el cantante del grupo. Don Delfino, su papá, iba a las fiestas, les daban de tomar y luego le seguía por su cuenta. Y en vez de llevar el dinerito que había ganado y que era poco, a su casa, se lo bebía con sus cuates.

“A Pedro eso le caía muy mal porque la mamá era una señora que hacía mucho sacrificio para darle de comer a varios, no había dinero; entonces ella cosía ajeno, era muy buena para hacer ropa, pero se estaba hasta las 3 de la mañana en la máquina para terminar algún trabajo.

“Por eso él no tomaba nunca, nunca tomó; pero, ¿qué tal hacía los borrachos?”.

—¿Llegó a ser su confidente, don Miguel? ¿Qué cosas le contó?

“Sí, tenía él una casa que compró (Cuajimalpa) en la carretera a Toluca. En esa tenía su capilla. Al final tenía que llevar al padre para que le dijera su misa porque él era muy católico. No podía ir a alguna iglesia, un restaurante, un cine o teatro. Estaba muy encerrado porque no tenía libertad. La gente lo asediaba mucho”.

CHARRO ARTISTA

—¿Pero usted también lo asesoró en cuestiones charras, no sólo con el caballo?

“Cuando empezó a andar conmigo y lo enseñé, hizo una película que se llamó “Viva mi Desgracia”, donde lo vistieron de mamarracho con unas fachas horribles. Cuando ya tuve más confianza con él, le dije: ‘Mira, pienso que una de las cosas principales que deben hacer es que te vistan bien. Si haces papeles de charro, que te veas bien vestido’”.

—¿Cuál fue su secreto para imitar tan bien a los borrachos si era abstemio?

“Tenía un bar en su casa y a las gentes que lo iban a visitar les cargaba la mano para ver las reacciones, lo que hacían los borrachitos. De ahí aprendió. Era muy responsable. Cuando hizo las películas de ‘Ustedes los Ricos’, ‘Nosotros los Pobres’ y ‘Pepe el Toro’, que eran de la barriada, nos íbamos a Tepito, cuando se podía. En ese tiempo nos íbamos medio disfrazadones para andar entre la pelusilla y oír cómo hablaban los tipos y aprendía.

—¿Cuánto tiempo acompañó a Pedro?

“Tengo entendido que hizo otra (película) que no era de charros, ‘Escuela de Vagabundos’. La última en que yo intervine con él y que trabajamos juntos, fue ‘Tizoc’. Yo hago el cochero de María Félix en la película. Luego tengo una escena donde me peleo con Pedro en zapoteco.

“Anduve mucho con él. Lo invitaba a los pueblos; tengo muchas relaciones por aquí y me invitaban a las fiestas patrias, a las charreadas, para todo. En ese tiempo yo andaba de charro. Cuando me invitaban le decía a Pedro que si quería ir conmigo. Él quería darse cuenta de los ambientes para que cuando le tocara representar eso en una película estar bien ambientado”.

—¿Cambió Pedro Infante al llegar a la fama?

“No, absolutamente no. Pedro fue el mismo siempre con esa sencillez y esa forma de ser tan amable con todo el mundo”.

La muerte de un gran amigo

Un día como hoy pero de 1957, Pedro Infante perdió la vida en un accidente aéreo con él como piloto del avión que se estrelló durante un vuelo para transporte de mercancías rumbo a México.

—¿Cómo se enteró del accidente?

“Estaba haciendo una película con Miguel Aceves Mejía, quien también fue muy amigo mío. Y teníamos llamado a las 7:30 de la mañana en los Estudios San Ángel Inn; llegué primero, estaba en el camerino y cuando él llegó, me dijo: ‘Tocayo, le traigo una mala noticia’.

“Pero se llevaba mucho con Pedro, quien le decía el ‘Traca-traca’, porque Miguel era tartamudo. Solamente para cantar no tartamudeaba. Y Miguel le decía a Pedro el ‘Pelón’ Infante. Tenía muchas entradas y ya al último le tenían que poner bisoñé porque estaba muy pelón”.

‘Fíjese que se mató el “Pelón” Infante’, me dijo el tocayo”.

‘Ah, como guasa se me hace de mal gusto’, le reproché”.

—¿Qué hizo tras corroborar la noticia?

“Inmediatamente mandamos una corona de parte de Miguel y mía, donde lo iban a esperar al ANDA; ahí recibieron los arreglos florales y el féretro. Cortamos a las 7:30 y, así vestidos de charros porque estábamos trabajando en la película, nos fuimos a hacerle una guardia.

“(Su funeral) fue imponente, una cosa increíble. No había visto (nada igual). El de Jorge Negrete había sido tres años antes y Pedro iba de motociclista abriendo paso al féretro. (Pedro) fue el ídolo más grande que ha habido. Lleva 53 años de muerto y lo siguen homenajeando”.

—¿Fue amigo de Jorge Negrete?

“Yo tuve más o menos amistad con él, no mucha porque era soberbio. Él había sido muy buen jinete porque estuvo en el Colegio Militar… Pero nunca entendió que la monta a la inglesa es diferente a la charra en la forma de sentarse, de manejar el caballo. Él siguió con la equitación inglesa y la aplicaba cuando estaba vestido de charro; se veía horrible con los pies encogidos y sentado hacia adelante. Yo quise ayudarlo y me paró en seco”.

—¿Hubo algún caballo que usted le diera a Pedro Infante o viceversa?

“A mí me compró un caballo, el “Marabú”; tengo fotografías con él enredando una reata junto al caballo ensillado. Después llegó a tener conmigo 6 ó 7 caballos. Después no podía montar”.

—¿Le regaló alguna otra cosa?

“Me regaló una pistola, una hebilla de plata. Me regaló muchas cosas, relojes y botonaduras”.

Cuando murió su amigo, incluso se quedó con la montura predilecta de Pedro. Más de 50 pistolas y hebillas tuvo el nieto favorito de Sara García. “Todo le regalaban”, añadió.

“Cuando se murió fui a ver a su representante (Antonio Matouk), le fui a decir que yo tenía la silla y me dijera a quién se la entregara”, comentó. “Si tú la tienes y sabes lo que vale, lo que cuesta y el mérito que tiene, nadie mejor que tú la va a conservar”.

CHARRE DE LEYEDA, POR: AGUSTÌN GELISTA

20 Septiembre del 2014

Ezequiel Montes, Qro., Septiembre 17.- Más que merecido y digno homenaje en vida a Don Miguel Lara Guerrero, hombre con cuya vida ha escrito etapas doradas y anécdotas que son para la historia, quedan signadas por un charro de prosapia, que supo formar, guiar y ver triunfar a sus hijos en el deporte que ama, él practicó e influenció a los suyos, por ello y para celebrar sus 100 años de vida, la página de hoy será imborrable en los anales de la charrería federada, representada por el Dr. Miguel Pascual Islas, quien impuso la condecoración a tan distinguido hombre.

Un marco extraordinario el que se dio -primero en la capilla y luego en los Viñedos Azteca-, para reconocer a este charro, pues familiares y amigos -¡muchos amigos!-, se reunieron para dar gracias al Creador por dejarlo entre nosotros y tenerlo lúcido, impetuoso aún y montado como mandan los cánones, ello habla por sí solo de lo que es y vale Don Miguel, quien ha sido acompañado y apoyado siempre por su esposa, María Elena Romero, además de todos y cada uno de sus hijos y ahora nietos y muchos amigos, reiteamos.

Miguel Lara Romero, hijo muy conocido y estimado en el ámbito charro, fue quien invitó a este festejo a quienes han convivido con ellos y más, porque todos los presentes compartieron anécdotas de vida imborrables, como la de haber sido quien enseñó a montar a Pedro Infante -ídolo del pueblo-, al mismo que «dobló» en sus películas, de ello testificó su compadre Fernando Bravo García -con 91 años de vida-, Gustavo el «Canelo» García Sánchez, 82 años, ellos y otros muchos más, bien adentrados en su convivencia y experiencias para contar.

Luego de haber dado Gracias al Creador, se trasladaron al lienzo charro, donde se enmarcó el principio de la fiesta, sus hijos -Miguel, Pilar, José Antonio y Roberto-, acompañaron a su padre, con el atuendo charro de gala y bien montados todos, ahí en el terreno que es esencia pura del hombre de a caballo, el Dr. Miguel Ángel Pascual Islas -Presidente de la FMCH-, le entregó un pergamino y la «Herradura de Oro», reconocimiento que se da a los hombres destacados por su trayectoria en el ámbito, obviamente todos ovacionaron a Don Miguel quien recibió con beneplácito la presea.

Así es como el titular de la Federación Mexicana de Charrería se ha impuesto entregar a los homenajeados el reconocimiento ¡en vida para que los disfruten con su familia, con los suyos!, por ello fungieron como representantes del órgano federado el Ing. Arturo Marín, Jorge Rojo y el ex presidente, Javier Basurto García Rojas, además de los hermanos Valenzuela de San Juan del Río, Querétaro, el Lic. José Lugo Guerrero, y muchos más personajes que se dieron cita para festejar al gran amigo.

Presentes estuvieron entre sus cercanos, el Lic. Manuel Basurto García Rojas -Presidente de la Nacional de Charros-, los hermanos Reséndiz -Napoleón y Reséndiz-, Luis Manuel Basurto, la familia Valenzuela, José de la Yata, Don Uriel Flores y muchos que disfrutaron en el convivio que duró buen rato, pero será imperecedero en la mente y conciencia de sus amigos, familiares y cercanos, ¡felicidades Don Miguel, fue unánime el grito espontáneo!

Para redondear la celebración en el lienzo, efectuaron una charreada -con equipos completos, tres pialadores y cinco coleadores-, la cuestión era darle lucimiento al evento, nada peculiar, pues pocas veces se ve a tantas personalidades juntas, en la convocatoria de un amigo, de una familia, pero es que a lo largo de su vida Don Miguel Lara Guerrero ha sembrado amistad y fraternidad, lo que le manifestaron fue cariño y amor, un camino lleno de gloria y virtudes de un hombre recto, transparente, responsable y muy cumplido con todos los suyos y con gente de su alrededor.

Ya para la tarde, se convidó a más de 600 invitados a departir en la fiesta y una deliciosa comida que preparó la familia, con todos los honores obviamente, pues más que merecido por el hombre que en varias asociaciones tiene cabida -en La Metropolitana dejó honda huella-, además en sus propias palabras escribió en un libro «SU CARRERA», desde que él se formó para salir adelante, hasta convertirse en «extra de cine», hacer pareja con Pedro Infante -entre otros-, además de haber formado excepcional familia.

Muchas cosas se podrían decir de Don Miguel Lara Guerrero, pero valen más las muestras de cariño que le otorgaron, el reconocimiento en vida que gozaron los presentes en el acto, el tener en su derredor a hijos, nietos, amigos de toda la vida, sus muchos compadres, personajes que admiten el legado del charro, que con 100 años de vida es ejemplo para que en la tradición y el ámbito de la charrería, se plasmen sus anécdotas, que permitirán a muchos emular cosas buenas, positivas y este acto de fraternidad y convivencia, ¡que no desaparezca nunca..!

Don Miguel, reciba los lauros bien merecidos, a sus hijos, el abrazo fraterno por haber sido artífices de una trayectoria de gloria, que queda signada con Letras de Oro, por propios y ajenos, porque pasajes como los de este hombre, ¡pocos en la vida!, por ello merece todos los reconocimientos y lo que hizo el Dr. Pascual Islas quedará fuertemente arraigado en la historia misma de la charrería ¡en vida para gozo de los suyos!, así vale cuantas menciones se ofrezcan, luego, ya para qué…

¡Felicidades Don Miguel, Dios lo llene de bendiciones y a su familia, que los mantenga unidos por siempre!

UN RECONOCIMIENTO MÁS…

No podemos pasar por alto, en la celebración del LXVI Aniversario de Tlalnepantla -declarado municipio-, se ofreció reconocimiento a un gran charro – Dr. José Ramos Narváez-, quien a sus 72 años se mantiene vigente y activo, incluso charreó el fin de semana, él desde hace mucho también socio de Charros del Pedregal, ahora el lienzo «Adolfo López Mateos» de Tlalnepantla, sirvió de marco en el Torneo Metropolitano, para dejar constancia de la presea lograda.

Sus amigos estuvieron presentes, Lic. Edgar del Bosque, Vicente Ranzans Arteaga, Mario del Toro -Secretario del Ayuntamiento de Tlalnepantla-, el Ing. José Arturo Marín (Secretario General de la FMCH), quien entregó la «Herradura de Oro», por la destacada trayectoria que a los largo de más de medio siglo ha sostenido y rendido frutos altamente positivos, atestiguaron el PUA estatal -Daniel Vergara Aguilar-, Álvaro Vergara Martínez ex Presidente de la FMCH, Dr. Rafael Herrerías, Heberto Barrera y otros tantos personajes más.

En una breve semblanza, el Dr. Ramos fue varias veces representante en el extranjero, presentó acciones de charrería y floreo, dos veces campeón nacional charro completo y por equipos, una trayectoria fructífera, en la que sostiene muchos amigos y en su amplio recorrido es bien reconocido y muy querido. Ya le había dado la «Espuela de Plata» y otros más reconocimientos, bien merecidos todos.

En este marco, el Presidente Municipal de Tlalnepantla -Profr. Pablo Basáñez García-, entregó asimismo los premios del Torneo Metropolitano -entre equipos del D.F. y el estado de México-, por lo que Rancho La Cañada obtuvo $ 20 mil pesos, por haber logrado el primer lugar; $ 10 mil pesos, a Regionales de Texcoco «B» y $ 5 mil pesos, Rancho La Joya, además de tener la extraordinaria actuación de la Escaramuza Fiesta Charra, como siempre luciéndose y dejando hermosa estampa en el ruedo.

En un breve comentario del Profesor Basáñez García, estableció que brinda total apoyo a la charrería -el lienzo López Mateos-, lleno hasta el tope y pletórico del ambiente festivo de tanta y tanta gente que disfrutó el momento-, dijo que en breve iniciarán las obras en el citado lienzo charro, que será sede del próximo Campeonato Estatal Charro 2015 y se lucirán con la techumbre del escenario, brillante sin duda la noticia del Alcalde que cada vez se involucra más en el deporte de a caballo.

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