Apasionante Historia de don Juan Martínez

*Maestro de maestros en el floreo de soga

*A sus 82 años de vida, está en el olvido

*Proponen un merecido homenaje en vida

         “Los consejos de los viejos son evangelios chiquitos”, pero también su enseñanza debe presumirse, más cuando el hacedor y forjador de grandes generaciones de floreadores, es una leyenda viviente e insistimos que los mejores homenajes son en vida.

Vaya este Día del Recuerdo que hicimos el 23 de septiembre del 2006 para don Juan Martínez, entonces de 82 años de edad, como un homenaje, porque casi nadie se acuerda de él. Para más señas, fue maestro del doctor Jorge Octavio Rivera Castañeda, quien a la postre fue vocal de Jalisco y hasta presidente de la Federación Mexicana de Charrería.

Salvador Espinoza Nuño nos hizo la propuesta de tan insigne personaje y platicar con don Juan Martínez, es destapar el pomo de las esencias, de la intimidad charra, del gran decidor de consejos y forjador de grandes floreadores.

El floreo de soga es un arte hecho realidad y don Juan Martínez un gran precursor de esas aventuras que no tienen fin.

El Don de un Sabio. Desde hace años, don Juan apoyaba a la Escuela de Charrería Rancho Apaztépetl que dirige Mario Alberto López Díaz, en Ciudad Guzmán, esa que se inmortalizó como “Cuna de Grandes Artistas”. Años después murió don Juan.

El charro Juan Martínez a sus 82 años de edad, vivía en el 2006 pleno, lleno de salud y con su gran humildad, además de amplia sabiduría en el manejo de la soga.

Fue un excelente profesor de charrería toda su vida, de quien los alumnos han aprendido mil cosas sobre las florituras y las linduras que se pueden hacer con la chavinda.

De su vida, narró sólo algunas cosas, ya que prefiere guardarlas bajo llave en la intimidad de sus recuerdos. Con la soga, para él no hay secretos, siempre los comparte con sus alumnos.

Don Juan Martínez de mirada triste y perdida, pero Dios le entregó un Don: El Don de Enseñar todos los secretos del floreo de soga, de reata o de chavinda, como usted le quiera llamar caro lector.

Verdaderas Joyas. Maestros de la soga puede haber muchos, pero don Juan tuvo un lugar muy especial.  Floreadores de soga excelentes, me vienen a la mente los Garcilazo, los Rivera, los Sánchez, los Vázquez, los Aguilar, los López Becerril, por mencionar solo algunos y sin olvidarnos de grande maestros que hacen del floreo un arte.

El charro Martínez sabe que una cosa es hablar y decir que se es un gran floreador, pero muy diferente demostrarlo y sobre todo transmitir esos consejos, conocimientos o los ejercicios en sí, para que sean aplicados con éxito por los alumnos que han recibido más de alguna de sus cátedras.

Cuentan que en sus años mozos, don Juan Martínez brindaba verdaderos recitales con la soga o conciertos con la de ixtle, donde mostraba lo mejor de su repertorio en cada presentación.

Algo Insólito. Entre esos recuerdos, Salvador Espinoza Nuño recuerda que a sus 20 años de edad llegó a las clases con el maestro Martínez y en tres horas que estuvo bajo su mirada atenta, salió floreando, haciendo canastas, entrando y saliendo.

Esa sabiduría del maestro de maestros de la soga, debe transmitirse a las nuevas generaciones y que lamentable que la edad lo haya envejecido, porque debieron haberlo exprimido con esos conocimientos, con ese Don que Dios le dio.

Lo irónico, que pese a ser un gran personaje, poco o nada se le ha reconocido y a sus 82 años, no está por demás pedir un homenaje para él, decíamos en septiembre 23 del 2006.

Aunque siempre pobre, pero la sed de triunfo, lo sacó adelante y su mejor carta de presentación, fue el trabajo.

Anduvo entre los grandes, enseñó su arte al Gral. Manuel Ávila Camacho, al exgobernador de Jalisco, Lic. Jesús Gonzáles Gallo, además de haber vivido La Época de Oro de la charrería con los Becerril de México, con Charros de Jalisco ni se diga, muchísimos años con su escuela en el Lienzo de los Zermeño, fundador de la policía montada de Zapopan y es que el deporte lo llevó a muchas partes del país.

Hacerlo Realidad. En Ciudad Guzmán hay poca actividad charra, pese a tener un gran lienzo, el que se usa más para jaripeos y re´juegos de banda que para lo que fue creado.

Ahí en “La Cuna de Grandes Artistas”, incluso no saben que existe esa joya llamada don Juan Martínez, quien admite que los charros buenos son los que se hacen en la batalla, con ampollas en las manos y la espalda, hombros cansados por el paso del tiempo que no perdona.

Por eso Salvador Espinoza Nuño, de 22 años de edad, propone que se haga merecido reconocimiento y deja su inquietud en el Diario de la Charrería “OCHO COLUMNAS”.

Y como siempre termino a mi manera, recordando que “La Voz del Pueblo es la Voz de Dios”.

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