Aquel Famoso Remington

*Felicidades a los Charros en su Día

*Historia y Algo Más del Pendenciero

*Ahora Va el Recuento de los Daños

El verdadero nombre de «El Remington» era Rodolfo Álvarez del Castillo y fue cuñado de María Félix, «La Doña». El Remington fue un pistolero a sueldo al servicio del mejor postor de aquel entonces.

Hace casi 40 años se estrenó una película que da nombre a nuestro encabezado y en la que el propio Alatriste fue el actor principal y director de la cinta.

Álvarez del Castillo dicen que de origen alteño. Antes que todo,  primero lo describían como asesino a sueldo y después al paso de los años, le llegó la fama.

Se sabe que Rodolfo fue cuñado de “La Doña” María Félix quien en 1934 contrajo nupcias con el agente viajero de Max Factor, el tapatío Enrique Álvarez a quien conoció en una fiesta de disfraces y se divorció dos años después, habiendo nacido producto de esa relación su hijo Enrique Álvarez Félix.

La película “Aquel Famoso Remington” de Gustavo Alatriste se estrenó el 23 de julio de 1982. Esa película me tocó verla en el Cine del Estudiante a un costado de Rectoría de la Universidad de Guadalajara.

En la cinta hablan del pistolero a quien apodaban “El Remington”, de quien decían era un matón a sueldo y en especial contra políticos.

Era un verdadero pájaro de cuentas, como decían los que escribían nota roja, en la década de los 30´s en el Siglo pasado.

En la película narran que murió cuando enfrentó en duelo a un militar que lo perseguía desde años antes por los crímenes que se le achacaban.

Dicen que coincidieron en una cantina, aunque se tiene otra versión que antes de llegar a la misma, se fueron al billar y ahí el jalisciense mató al militar.

Incluso el integrante de las fuerzas castrenses le pegó primero un tiro a nuestro personaje de hoy y este hizo como que lo había liquidado, pero cuando lo tuvo cerca, Rodolfo le tiró a quemarropa y lo mató.

En la película salen: Gustavo Alatriste, Antonio Medellín, Ana Luisa Peluffo, Sonia Infante, Blanca Guerra, Julissa, Arlette Pacheco, Noé Murayama, Jorge Martínez de Hoyos, Antonio Medellín, Jorge Victoria y Araceli Aguilar.

La Cantina La Iberia que data de 1870 cuando se llamaba “El Bosque”, pero cambió a “La Iberia” en 1904, ahí nuestro personaje asistía con su hermano y ahí adoraban al “Dios Baco”.

El martes 25 de julio de 2006, a la edad de 83 años, falleció el también productor de la película Viridiana (1961), que estelarizó Silvia Pinal con Enrique Rambal. En 1973 dirigió “México, México, ra ra ra”.

Gracias al colega Ramón Cárdenas y Hechos y Lugares de Guadalajara, por su apoyo para la publicación de la presente historia.

Con Este Recuerdo de “El Remington”, queremos felicitar a los Charros en su Día, que se festeja el mero 14 de Septiembre. (Por: CASAMA).

Y como siempre termino a mi manera, recordando que: No existe la muerte, sólo cambian las condiciones  de vida: Annie Besant.

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MÁS DEL REMINGTON

Allá tú.

Rancheros?

¿Por qué habían disparado con tanta saña y sin medir consecuencias? El resultado de la balacera: el ex-villista, herido; un mariachero también.

En brazos de su madre, una tal Felícitas Varela, agonizaba una niña; otro de los participantes en la verbena, cayó fulminado por una bala. Pero junto al auto, tirado a causa de un proyectil que le cercenó la médula, yacía el Remington; malherido pero vivo.

La policía se hizo presente, llegó la Cruz Roja. Que los vieron, que se fueron por allá o por acá, que así y asá, lo de siempre cuando pasa algo inesperado: ‘ca’quien’ con su versión ‘exacta’ de lo ocurrido.

Los heridos fueron llevados a la entonces llamada Sección Médica Municipal, situada en la confluencia de Alcalde e Independencia. Allí se les practicaron las primeras curaciones para luego ser trasladados al Hospital Civil, ahora rebautizado con el nombre del fraile fundador: Fray Antonio Alcalde.

Así con una herida que no había podido librar el chaleco antibalas que llevaba bajo su atuendo “charresco”; así y allí concluía aquella presentación festiva del recién llegado, dándole cara a su ciudad, diciendo un “de nuevo aquí estoy pa’ lo que se les ofrezca”.

Y por lo visto a alguien sí se le ofreció la oportunidad de ajustar cuentas pendientes con el otrora pendenciero.

“Altibajas” en su estado de salud: que ya se reponía, que se agravaba, pero el diagnóstico era incontrovertible. Nunca volvería a caminar si lograba sanar.

El sistema boca-oreja pronto regó la noticia por toda la ciudad: el invencible Remington había sido herido bajo la infalible norma, del: “para los buenos, los muchos”.

Lo habían emboscado -claro que en la ciudad no había quizá más bosque que el del Agua Azul-, pero el término ajusta; lo habían sorprendido y ni tiempo le dieron de desenfundar a sus compañeras inseparables, y quizá fue mejor así para que no hubiera corrido más sangre.

El Remington agonizaba y todo mundo lo sabía aunque la noticia no apareció en la prensa local y por motivos ¡familiares!

No pasó ni una semana; el miércoles 16 de diciembre de 1936, poco después del mediodía el Remington expiró. Así acabó la vida de alguien que fue hechura de las circunstancias y víctima de su propia historieta.

Tal vez si… Eso deja paso a la realidad cruda: Desde la infancia conoció la violencia y la adoptó como forma de vida. Jugador, mujeriego; apostó por ese rumbo y perdió.

Fin. (Por: Álvaro González de Mendoza, mi Ex Compañero en la Estación de Radio DK (1990-1995).

MÁS DE LA HISTORIA DE RODOLFO

Rodolfo fue el tercer hijo de una familia alteña, que luego se vino a vivir a San Pedro Tlaquepaque.

Su papá don Antonio fue asesinado por Nicolás Barajas y que dejó honda huella en el chamaco Rodolfo, a grado tal de querer cobrar venganza de la muerte de don “Toño”.

El apodo se lo ganó a chaleco, porque una ocasión en la escuela lo molesteba uno mayor que él y para apaciguar las aguas, le lanzó una piedra y como estaban de moda los rifles de esa marca, se ganó el mote al decir los que observaron que disparaba como Remington.

Cuenta que era pendenciero, jugador y muy enamorado. El 29 de junio de 1929 (Día de San Pedro y San Pablo), en la «Las Glorias» de Tlaquepaque, se cobró la afrenta de su padre y mató a Nicolás Barajas.

Y dice el adagio popular que: El que a hierro mata, a hiero muere y eso sucedió a principios de diciembre de 1936, cuando fue herido de muerte en el atrio del Santuario de Guadalupe en la Perla Tapatía, se dijo por algún miembro ofendido de una acaudalada familia tapatía.

A los seis días del suceso, El Remington dejó de existir, como se relata en el Libro: Genio y Figura de San Pedro Tlaquepaque, además de que en el Periódico El Informador de aquellos días, se escribió el accidente, medio al que pertenece la fotografía que ilustra este escrito.

Abajo de la foto decía: “El Remington», no pudo defenderse con su revólver.

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